En Hogwarts las personas de los retratos se pueden mover de unos cuadros a otros y hablar. Se comportan como personas vivas. Pero su capacidad de interactuar con los demás no se mide por el pintor ni por cómo los hayan pintado sino por el poder mágico del mago o bruja pintado.
Cuando se pinta un retrato mágico, el pintor tiene que usar varios hechízos para que este se comporte como su modelo vivo. El cuadro podrá imitar las frases favoritas del sujeto y también su comportamiento.
Sin embargo, ninguno de estos sujetos podrá tener una conversación profunda sobre su vida, ya que son solo cuadros y se comportan como los ve el artista que los pintó.
Algunos cuadros sobresalen notablemente en comparación con los demás. Tradicionalmente los retratos de los directores se toman antes del fallecimiento de estos, para ser guardados en un armario bajo llave y ser visitados por los directores para aprender cosas sobre ellos y su comportamiento exacto.
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